La LSP es necesaria por una cuestión de principios: El buen legislador permite la competencia entre profesiones y formaciones. A nadie se le ocurre una ley que prohíba a los pasteleros vender pan, o a los carniceros vender chacinas. Pues esa es simple y llanamente la normalidad que la LSP pretende en el sector de la edificación. Tienen razón los sucesivos gobiernos que la han presentado de que repercutirá beneficiosamente en la sociedad: alguien se ha planteado de que a lo mejor los ingenieros de edificación y arquitectos técnicos proyectan y dirigen obras de viviendas unifamiliares de modo mas efectivo y económico que los arquitectos.
Pero la LSP no es suficiente. Si volvemos al símil anterior, el pastelero, charcutero, etc deben respetar unas normas de seguridad y salud alimentarias, especificas para el producto que venden. Hasta aquí todo normal, nosotros los técnicos también tenemos nuestro maravilloso CTE. La diferencia estriba en que mientras sus normas se fuerzan mediante inspecciones sanitarias, el CTE es de facto de cumplimiento voluntario. Ellos tienen un minimo, una tabla rasa, una linea roja que no pueden pasar para tirar los precios. Nosotros no, y el buen profesional que dedica tiempo a justificar fehacientemente sus soluciones estructurales (por ejemplo), es expulsado del mercado por el mal profesional que pone muro de 20 cm a ojo de buen cubero.
Resumiendo: sí, el país necesita una LSP, pero acompañada de medidas que asegure la calidad de nuestras intervenciones. Si estas no son implementadas, la LSP no servirá para nada
rohan1430 